lunes, 6 de junio de 2011

Tenemos que hablar.

¿Qué es lo que quiero saber? Ni siquiera sé si en verdad lo quiero saber. Tal vez es que me siento más cómoda con la situación como está, tal vez tengo miedo de tu respuesta o, más bien, tengo miedo de lo que pase después de tu respuesta. Pero ya me cansé, ya me cansé del insomnio, ya me cansé de la comida sin sabor, de las canciones deprimentes, de las sonrisas fingidas. Ya me cansé de las ideas tormentosas que asechan mi mente al verte con alguien más, aunque fuera de la fantasía sé que sólo es una amiga, una amiga bonita para variar. Ya me cansé de no saber porque no llamas, de no saber si fue por algo que hice o simplemente porque no te intereso. Y como ya me canse de no saber, ahora quiero saber, aunque el saber signifique sentir un dolor profundo que presiona el pecho, haciendo difícil el respirar. 

Puede que ese sea el problema, tal vez no eres tú o yo. Tal vez no quiero sentir ese dolor que apaga mi ego, lo aplasta y lo hace pedacitos. Y si te pregunto lo que quiero saber, puede que me respondas con eso que me duele tanto, con eso que me dejaría muerta en vida, porque ¿de qué me sirve un corazón que late sin tener a quién querer? 


Y otra vez vuelvo a desviar el tema... ¿qué es lo que te diré? que tus ojos son hermosos, que me encanta cuando ven directo a los míos  como si pudieran saber lo que pienso, como si a través de ellos pudieras verme el alma, casi me tocan el alma. 


¿Pero eso es lo que tengo que decir? NO, es lo que te QUIERO decir, más no lo que te TENGO que decir. Te tengo que decir que eres un idiota, lo eres por no demostrar lo que sientes por mi, porque con decirme que me quieres no basta, no me bastan las palabras. Eres un idiota, por hacer todo lo contrario a lo que dices, yo quiero hechos no palabras, porque las palabras se esfuman, porque las palabras no se quedan en el recuerdo, las sensaciones si. Las palabras no las siento, no las siento como siento un abrazo, como siento un beso, el amor se siente no se dice. Eso es lo que quiero hechos, ya no quiero palabras. Porque esas palabras son las que me tienen perdida, sin saber que hacer. Y las que confunden mi corazón, mi alma, mi cerebro, mis vísceras  las que confunden mi todo. Ya no quiero escribir más, me quedo pensando en todo y nada y no sé a qué vamos a llegar. Lo único que sé es que debo saber.